Hace siete años ya, siete, que tomé posesión de la Parroquia de Santiago el Mayor y me parece que fue ayer. Muchos han sido los acontecimientos compartidos en estos años que nos han ido ayudando a conocernos, a aceptarnos y a trabajar para que la Hermandad crezca, a la par que la Parroquia, en religiosidad y fraternidad, sustentadas en los pilares fundamentales de toda Hermandad: el culto a los Titulares (Dios por encima de todo y de todos) y la Caridad (entendida como el amor a Dios y a los hermanos). Sin dejar de lado el espíritu de trabajo y colaboración y el esfuerzo de cada uno en pro del bien de todos y de la Iglesia.
El pasado domingo 27 de noviembre tuvo lugar en la Catedral de Sevilla el acto de presentación del nuevo Plan Pastoral, tras la celebración de la Eucaristía presidida por nuestro arzobispo, monseñor José Ángel Saiz Meneses.
Como avance os diré que el texto se divide en cuatro partes tituladas “Discípulos misioneros llamados a la santidad”, “Una Casa con las puertas abiertas”, “Una familia en salida” y “El gusto de ser pueblo de Dios”. Cada una de las partes se centra en un aspecto concreto de la vida de la Iglesia que se pretende potenciar a lo largo del próximo lustro. Entre ellos destacan la caridad y la acción social, liturgia y sacramentos, evangelización, catequesis y fomento de la comunión entre los distintos grupos y carismas presentes en nuestra Iglesia local.
Este documento marcará el rumbo de la diócesis en los próximos cinco años, señalando las principales líneas de actuación en las que el Sr. Arzobispo quiere acentuar el inicio de su pontificado y que iremos analizando, desmenuzado y profundizando.
Ahora nos adentramos en el tiempo cofrade por excelencia. El próximo día 22 de febrero será miércoles de ceniza, justo antes de comenzar el Quinario en honor al Santo Cristo de Santiago, Patrono de Utrera, iniciando la Cuaresma que da paso a la Semana Santa. Debe quedarnos claro que la Iglesia no nos pide vivir en una Cuaresma permanente, sino una Cuaresma que nos lleve hasta una Pascua gozosa. Cuaresma que debe apoyarse en tres principios fundamentales: la Oración, el ayuno y la limosna.
El pueblo judío celebraba la Pascua, el paso de Dios en sus vidas. ¿Entendemos los cristianos la Pascua como el paso del hombre viejo al hombre nuevo, nuestra conversión, o como el paso de Dios en nuestras vidas sin que nada cambie?
Todos sabemos que la vida de la Hermandad es mucho más que la participación en la salida procesional. No vamos a enumerar las actividades y celebraciones que se realizan durante el año, porque son muchísimas. Una de las cosas más importante es el testimonio personal que cada uno, como cristiano perteneciente a esta Cofradía, está llamado a dar cada día en su trabajo, sus estudios, su familia, su responsabilidad, su vecindario y amistades… Lo que va haciendo grande a una Cofradía es el crecimiento en santidad de los hermanos.
Para esta tarea que el Señor nos encomienda, tenemos que revestirnos de humildad y sencillez. La grandeza de una Hermandad se mide por su seriedad, humildad, oración y buen hacer. Hemos de crear, cuando salgamos por las calles de Utrera, una auténtica catequesis visual. Que aquel que vea un nazareno del Cautivo vea fe, respeto y oración que le ayuden a encontrarse con Dios. Que todo nuestro caminar por las calles del pueblo sea un auténtico Vía Crucis que invite a todos a postrarse ante Jesús Cautivo y, como María, a seguir sus pasos. No es tarea fácil, pero el Espíritu Santo nos dará la fuerza para que como peregrinos podamos andar el camino.
Miremos con amor a todos los que se cruzan en nuestro camino y dejemos atrás lo que nos esclaviza y no nos deja ser más de Dios. El camino no es sólo un día, sino que dura todo el año. Revistámonos de amor y que la túnica que vestimos hable de nuestras obras y amor al Señor amando a nuestro prójimo. Dejemos que cada hora andada curta nuestro espíritu, por el cansancio de los pies o por el dolor del hombro. Jesús muere y por su sangre renacemos a una nueva vida, para ser otra criatura que refleje el rostro de Cristo en medio del mundo.
No podemos olvidar, sobre todo en una Hermandad Sacramental, que es en la Eucaristía donde podemos encontrar la fuerza y el sentido para vivir como auténticos cofrades. No caigamos en la tentación de creer que sin la Santa Misa se puede ser cristiano. El Cristo maniatado que seguimos es el mismo que en la Última Cena nos dio su Cuerpo y Sangre y nos pidió “Haced esto en memoria mía”.
Los ojos llorosos de Nuestra Señora reflejan el corazón de aquella joven que, sin tener ni idea de lo que le esperaba, se arriesgó a decir «aquí está la esclava del Señor: hágase en mí según tu palabra», y luego pasó por mil aventuras para llegar a este instante, en el que acoge la soledad de toda la humanidad y la convierte en esperanza que se abrirá en alegría al tercer amanecer, ante la mejor noticia de la historia: su hijo, el Hijo de Dios, nuestro Señor, había vencido a la muerte.
Que este 2023, tan cargado de acontecimientos relevantes en la vida de la Hermandad, nos traiga la conversión personal en hombres y mujeres nuevos que caminan unidos hacia el gozo del Reino.
Vuestro siempre, Juan Luis Rubio, Director espiritual.